Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

domingo, 25 de noviembre de 2007

La poesía de la ciencia.

El fantasma de Valporquero. (Cuevas de Valporquero - León)


La forma, la roca y el que nombra.

Hablamos del lenguaje científico-técnico. Los términos técnicos se suelen caracterizar por ser un lenguaje unívoco y monorreferencial, es decir, son palabras de un solo significado y una sola designación, así el término corresponde a un único objeto, a un único hecho, a una sola acción, pues es indispensable para trabajar, el método científico; se trata de ordenar, se va acotando el conocimiento en pequeñas parcelas que permitan dominar el campo, el conocimiento se ara pensando y pasa de ser una desconocida selva a ricos campos de cultivo ordenados y accesibles, que permiten que las semillas que en ellos queramos sembrar, crezcan con las mejores garantías de sustrato, nutrición y orientación.

Esa es la teoría, ahora bien, como siempre, hay excepciones y particularmente creo que son muchas las excepciones.

Por los poros de la ciencia percola la poesía, es el remanente humano de todo lo tocado por el hombre, el sueño de la imaginación que emana de la investigación, de aquel que descubre, del que pone nombres y del que nombra.

Un ejemplo claro es el de la ciencia de la geología. Cuando hablamos de geomorfológía, los términos son completamente metafóricos y las formas se llenan de magia que emana del imaginario popular, cual observador de formas de nubes, que nombra la más pura metáfora, al nombrar vaporosas semejanzas; ejemplos son pitones, torres, mesa, placa, garganta, mogote, aguja, sala, bóveda, dorsal, sierra, cortina, hombro, contrafuerte, embudo, sumidero, laberinto, abanico, horcada, cabecera, labio, cordón, lomo, manto, anfiteatro, terraza, pie, falda, zócalo, caldera, olla, repisa, abrigo, boca, cuenca, cubeta... así hasta llegar términos tan metáforicos y míticos como marmita de gigante o chimeneas de las hadas. Es curiosa la manera en la que se entremezcla la arquitectura natural del paisaje, la forma natural, con la aquitectura del hombre, con la forma artificial. Pués el geológo sale al campo, llama de tú a la piedra y mira a los ojos a la forma. Entonces habla.

Suele suceder que el que observa tiene ojos de poeta y voz humana, y nombra por sombras, aquellas que proyecta lo conocido sobre lo que está por conocer.

La ciencia es la narración de un poeta, y todo empieza como "es como...".
Cada término una metáfora, cada explicación un verso.

La poesía en poco se diferencia de la ciencia y esta en consecuencia, de la poesía. No hay ciencia más bonita que la del poeta que investiga, ni poesía más bonita que la del científico que descubre.


(Que guste.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Merece la pena pasear por Internet mientras haya textos como el tuyo, felicidades...