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viernes, 14 de diciembre de 2007

El Laberinto.




Aquel hombre presentaba claros síntomas de estar perdido y desubicado, apoyado en la pared esperaba mirando despacio, mientras me acercaba caminando a paso de paseo.

- Buenos días caballero - le digo sin más, a ver que pasa.
- ¿buenos días?- contesta exclamado. - llevo días perdido, ¿donde estamos si se puede saber?.-
- esto es... un lugar de tránsito. Hay que pasar por aquí.
- ¡Mentira!, esto es un puto laberinto, un infierno. - y sus piernas cedieron y acabó de cuclillas, con las manos sobre la cabeza.

Decidí entonces, sentarme a su lado.

- no se preocupe - le digo y le explico... - no es un laberinto, no hay bifurcaciones, ni caminos sin salida, ni siquiera hay dos sentidos para la dirección del camino. Simplemente debe caminar y hacer camino. Esto no es un laberinto, es un intestino. Un lugar de tránsito. Además, limítese a caminar. No puede estar donde aún no ha llegado ni volver por donde ya ha transitado. Todo recto, por el lado correcto.-

- Esto es una mierda. - respondió esta vez, con expresión facial de clarividencia y una notable y aliviante relajación de esfínteres.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo jo jo, ha estado gracioso. Pensé que hablaba de los laberintos, en el norte de Europa hay muchos, son como un camino iniciático. Es un tema interesante.

Anónimo dijo...

Muy bueno, esto del laberinto. Me ha gustado mucho. ¿es algún extracto quizá de algun libro?

iago dijo...

no, que va... no es extracto ni es nada. una breve reflexión escatológica.

(dice el autor)

Anónimo dijo...

cómo que nada!! por dios!
ese dialoguillo sobre el laberinto es arte ...y va sobre la condicion humana!

iago dijo...

que bien. muchas gracias!