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miércoles, 24 de octubre de 2007

Pasajeros entre palabras fugaces.


Esta es una viñeta de "Palestina. En la franja de Gaza." de Joe Sacco



Pasajeros entre palabras fugaces:

Cargad con vuestros nombres y marchaos,

Quitad vuestras horas de nuestro tiempo y marchaos,

Tomad lo que queráis del azul del mar

Y de la arena del recuerdo,

Tomad todas las fotos que queráis para saber

Lo que nunca sabréis:

Cómo las piedras de nuestra tierra

Construyen el techo del cielo.

Pasajeros entre palabras fugaces:

Vosotros tenéis espadas, nosotros sangre,

Vosotros tenéis acero y fuego, nosotros carne,

Vosotros tenéis otro tanque, nosotros piedras,

Vosotros tenéis gases lacrimógenos, nosotros lluvia,

Pero el cielo y el aire

Son los mismos para todos.

Tomad una porción de nuestra sangre y marchaos,

Entrad a la fiesta, cenad y bailad...

Luego marchaos

Para que nosotros cuidemos las rosas de los mártires

Y vivamos como queramos.

Pasajeros entre palabras fugaces:

Como polvo amargo, pasad por donde queráis, pero

No paséis entre nosotros cual insectos voladores

Porque hemos recogido la cosecha de nuestra tierra.

Tenemos trigo que sembramos y regamos con el rocío de nuestros cuerpos

Y tenemos, aquí, lo que no os gusta:

Piedras y pudor.

Llevad el pasado, si queréis, al mercado de antigüedades

Y devolved el esqueleto a la abubilla

En un plato de porcelana.

Tenemos lo que no os gusta: el futuro

Y lo que sembramos en nuestra tierra.

Pasajeros entre palabras fugaces:

Amontonad vuestras fantasías en una fosa abandonada y marchaos,

Devolved las manecillas del tiempo a la ley del becerro de oro

O al horario musical del revólver

Porque aquí tenemos lo que no os gusta. Marchaos.

Y tenemos lo que no os pertenece:

Una patria y un pueblo desangrándose,

Un país útil para el olvido y para el recuerdo.

Pasajeros entre palabras fugaces:

Es hora de que os marchéis.

Asentaos donde queráis, pero no entre nosotros.

Es hora de que os marchéis

A morir donde queráis, pero no entre nosotros

Porque tenemos trabajo en nuestra tierra

Y aquí tenemos el pasado,

La voz inicial de la vida,

Y tenemos el presente y el futuro,

Aquí tenemos esta vida y la otra.

Marchaos de nuestra tierra,

De nuestro suelo, de nuestro mar,

De nuestro trigo, de nuestra sal, de nuestras heridas,

De todo... marchaos

De los recuerdos de la memoria,

Pasajeros entre palabras fugaces.


Mahmud Darwix

(Birwa, Palestina, 1941)

martes, 23 de octubre de 2007

La gravedad de una piedra.

Ana retrata su sombra.

Las piedras tienen algo; bondad si son pequeñas y bonitas, algo místico si las frotas y las miras y las quieres... muchas cosas.

A mi lo que me asusta de las piedras no son los tiros parábolicos con desgraciada puntería, no son los derrumbes sísmicos, ni los improbables colapsos en pequeñas cavidades rocosas cuando juego entre las rocas, ni siquiera la improbable improbabilidad de que la piedra recogida del suelo sea la Piedra Filosofal, puesto que puestos a mitificar, se filosofa con cualquier piedra y ya está.

A mi de las piedras me asusta la gravedad con la que se presentan.

Propongo que hagas el siguiente ejercicio práctico; Camina, busca un lugar con piedras, de las cuales eliges una, una grande, del peso suficiente para poder levantarla del suelo, con los dos brazos, aguantarlar junto al pecho o en el regazo.

Debes ahora cerrar los ojos y hacerla tuya, sumar las masas, ser una sola materia y ser consciente de la fuerza de gravedad, del eje que nos atraviesa entre nuestro cenit y nuestro nadir... ser consciente de la gravedad del asunto asusta. Pues somos uno entre nuestra Tierra y Todo. Aplomada es la sensación.

"Menos da una piedra", horrible expresión, que se lo digan a un niño palestino, que reta a la gravedad del mundo, a la gravedad del asunto, para arranca del suelo un trozo de masa terrestre, del suelo que pisamos todos y lanzarla contra los tanques israelíes en lo que creo que es todo un acto de expresión en estado puro... si la única libertad de expresión de la que disponen es la de retar al mundo lanzando piedras al aire, bendito sea el valor de una piedra, el valor de un niño palestino, y el valor con el que se reta la gravedad del asunto.




Bendita sea de paso la piedra con la que dicen que me he golpeado la cabeza.

La comunicación es un regalo.

Foto de mi amigo Petrus... o Metafoto, como diría él.



Lo importante es la comunicación, que si algún regalo cósmico y misericordioso hemos recibido como seres humanos en este mundo, es la comunicación.

Es una afirmación grandiosa de por si, pues por medio de la propia expresión, se confirma automáticamente y sin duda alguna, el hecho de que comunicarse es un regalo, pues para ti, lector, las palabras se te ofrecen con total deferencia y las aceptas leyéndolas accediendo al conjunto del contrato comunicativo, que es gratuito, que es un regalo.

De esta manera se ejercer el simple acto de la socialización; la interacción social, que sería, digámoslo así, la herramienta de la felicidad, con la que se tallan los placeres del saber, con la que se tallan los tótems de las conciencias y con la que se tallan las cucharas de palo con las que paladear y revolver las dulzuras de las querencias, de los quereres y de los amares... en la gran taza de azul y barro.

martes, 9 de octubre de 2007

El alma de los seres inertes.


El alma de un puente es más que piedra.


El alma de los seres inertes, a parte de ser una contradicción para el común del concepto, es un hecho curioso, pues aparece de forma espontanea al breve de la contemplación y reflexión sobre aquella materia que haya adquirido cierto movimiento o transformación por causas extrínsecas a su naturaleza, a su causa natural. Pues esta materia, forma y acto de la misma, emana en su disposición espacial, cierta esencia inmaterial como si de un alma sudorosa se tratase, que sólo es posible ver a través de la reflexión. Es esta alma el conocimiento teórico-técnico del conjunto de ideas de aquellos que hayan proyectado la transformación de su causa natural inicial a su nueva causa final. Así por ejemplo un montón de piedras es un montón de piedras y un puente, es un montón de piedras pero es un puente, la única diferencia es que del primer montón de piedras al segundo, se ha dotado de alma a la materia, pues desde la persona que vio como idea necesaria la construcción de un puente, con el fin del paso, pasando por el arquitecto que lo proyectó o por el cantero que le dio forma, el montón de piedras, adquiere el alma de la acción y del trabajo, del movimiento extrínseco, de su nuevo fin. No es una traslación del alma del ser humano a la materia inerte, es una proyección del observador producida por el ejercicio contemplativo y de reflexión, en el que interviene tanto el conocimiento acumulado, como el sentido estético, como el amor común. Así con todo. Es impresionante.


Cerámica de Niñodaguía, Ourense.
De la arcilla inerte a la nueva forma,
la materia suda técnica, belleza y amor.