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domingo, 23 de diciembre de 2007

La curiosa necesidad.


La curiosa necesidad de ser curiosa.
La curiosa historia.
La más curiosa de las posibilidades.
La curiosa evolución del devenir de las cosas.
La curiosa coincidencia.
La curiosa raíz cuadrada de 308462.
La curiosa transformación.
La curiosa manía de ser curiosa.
La curiosa psicología inversa.
La curiosa curiosa.

La curiosidad mató al gato.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Republicar.

(que en este caso no es un sustantivo, ni un verbo sustantivador; no es el acto de hacer república, quiere decir que vuelvo a publicar)

De la poca poesía que escribo, solo una se publicó oficialmente, con todos los honores. Supongo que es menester de poeta quedar desencantado con su obra tan pronto la ve impresa y firmada, con fecha y sentenciada. Así, de esta manera, se pone el punto y final al poema para siempre. Una situación postorgásmica. La poesía sacia. Por eso es necesario a la vez que doloroso, publicar. Doloroso, porque hasta entonces, la poesía es un juguete revelador para el poeta, es poesía metamorfósica, parlanchina y agradecida.

Republicar sirve para entenderse un poco más. Hay que hacer el pequeño esfuerzo de reconocerse. Ayer hablaba de esta poesía con otra persona y hoy la he releído. Me gusta mucho menos que cualquiera de las otras veces que haya estado con ella. Ya no funciona como un juguete, funciona como un arma. Así con todas.



ESTACIONES.

Hay que volver a los cauces,
que corra el agua,
que descienda por los valles y que llegue al mar,
para volver en brutal ciclo
y no dejar que se levanten los ríos hasta el cenit, nerviando el espacio,
y los océanos se vacíen de espaldas hacia el cielo.

Debemos trabajar con la tierra,
mientras nos vive dando vueltas a una estrella.

Tiene que llegar la primavera,
que la sabia se embrutezca y se elabore,
llenando de vida los bosques,
tiene que bajar el agua de los glaciares
para helar las gargantas de los pastores
y humedecer las brañas hasta las entrañas.

Tiene que llegar el verano,
que las ballenas bajen del norte,
que los rayos del sol que resbalan en invierno ahora se aplomen.
Que cada día tenga sus hemistiquios de calor.

Tiene que caer el otoño,
como sus hojas,
como una cortina marrón de tiempo muerto,
que perpetua el haya y el castaño,
que pinta el paisaje en Irati,
que engendra un sueño de antaño.

Tiene que volver el invierno,
a su debido tiempo,
para atrapar de nuevo en cristales ese brutal ciclo
en altas cumbres
y dar reposo al oso,
mientras se consume por dentro
esperando a su primavera...
¡Primavera y su orgía vegetal de androceos y gineceos!,
¡de polen que vuela penetrando lo impenetrable!,
¡truchas que saltan, salmones parabólicos!
¡hambre de animales en animales!
¡energía viva que respira!

Osas mayores que paren frutos y semillas.

Tenemos que luchar por mañana,
para que las ganas y la esperanza no se queden en ayer.


Publicado en "La Campana; semanario anarcosindicalista - información y debate anarquista" en su época IIIª, Número 28. Editado por la Escuela Errico Malatesta, fundada en el seno del Sindicato Único de Trabajadores "SOLIDARIDAD OBRERA"

viernes, 14 de diciembre de 2007

El Laberinto.




Aquel hombre presentaba claros síntomas de estar perdido y desubicado, apoyado en la pared esperaba mirando despacio, mientras me acercaba caminando a paso de paseo.

- Buenos días caballero - le digo sin más, a ver que pasa.
- ¿buenos días?- contesta exclamado. - llevo días perdido, ¿donde estamos si se puede saber?.-
- esto es... un lugar de tránsito. Hay que pasar por aquí.
- ¡Mentira!, esto es un puto laberinto, un infierno. - y sus piernas cedieron y acabó de cuclillas, con las manos sobre la cabeza.

Decidí entonces, sentarme a su lado.

- no se preocupe - le digo y le explico... - no es un laberinto, no hay bifurcaciones, ni caminos sin salida, ni siquiera hay dos sentidos para la dirección del camino. Simplemente debe caminar y hacer camino. Esto no es un laberinto, es un intestino. Un lugar de tránsito. Además, limítese a caminar. No puede estar donde aún no ha llegado ni volver por donde ya ha transitado. Todo recto, por el lado correcto.-

- Esto es una mierda. - respondió esta vez, con expresión facial de clarividencia y una notable y aliviante relajación de esfínteres.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Domus.

Casa Milá (La pedrera). Gaudí. Barcelona
Publicado en Flickr por Mor (bcnbits).


La Arquitectura me ha abierto sus puertas y resulta que en dos días me he consagrado como apasionado de la misma. Me refiero a ella en su sentido amplio y es que todo está lleno de arquitectura, pues nos repartimos el espacio y los volúmenes a gusto de humano. Es curiosísimo observar como lo hacemos y sobretodo el plantearse el porque y el por que no...

En cierto modo hacemos arquitectura más de lo que pensamos, pues constantemente modificamos nuestro medio para hacerlo habitable. Creo que reside la arquitectura en la forma en la que he puesto los libros en la estantería o en la manera de orientar los sofás en el espacio del salón. A veces lo hacemos bien y a veces mal, pero lo interesante es dejarse llevar por la intuición ya que lo importante de la intuición es que es racional y no forzada.

Todos llevamos un arquitecto dentro.

Creo que la máxima expresión de arquitectura se alcanza en la idea de C A S A ya que esta es la arquitectura que une al individuo y su intimidad con el resto del mundo y debe cumplir una función fundamental; la de ser respetuosa. Respetuosa con el individuo, con el mundo y consigo misma. Una casa es parte de nosotros y la hacemos nuestra, nos imponemos ante sus muros. Casa por fuera y casa por dentro. Para nosotros y para el resto. Una casa es importante y debería ser la única propiedad de un ser humano en el sentido literal de la expresión. La propiedad del hogar. Uno debe sentirse en casa.

He empezado a diseñar mi propia casa, así que me he puesto manos a la obra y he empezado por repasar todos aquellos espacios dulces y cómodos que he ideado en mi cabeza a lo largo de los años. He descartado los sueños más irracionales como el de la casa con ruedas, el vagón de tren, el tipi o el barco de Chanquete. He descartado también la vida nómada porque no me gusta engañarme a mi mismo.

Una vez llegados a este punto, he realizado una serie de bocetos a mano alzada que por supuesto, no pienso mostrar en público, pues para un espectador resultarían una serie de garavatos extraños con límites, palabras y simbolos. ¿Sabes cuando uno se escribe una nota a si mismo con rapidez?, es consciente de que nadie la entenderá jamás y casi cuesta más esfuerzo volver a descifrar el mensaje, que memorizar la idea, pero ahí queda. En papel. Así son de momento los planos de mi casa. Encriptados en papel de libreta.

Me parece importante una serie de detalles a la hora de proyectar. Hay que ir más allás de la arquitectura por la arquitectura para adaptar la casa al medio y a sus habitantes. De nada me serviría a mi una casa Batlló de campo, por muy bonita que me parezca. Necesito una casa a mi medida y saberlo es lo que me dibuja una sonrisa cuando lo pienso.

La casa tengo que orientarla partiendo del terreno, de sus vistas, de sus luces y de sus sombras, de la pendiente, de los vientos dominantes y un poquito tambien atendiendo a mi real gana. Creo que ese el trabajo principal a la hora de empezar el proyecto. Necesito ubicarla. Como todo en esta vida requiere pasar el proceso de ubicación. Requiere la aprobación de estar en el lugar adecuado.

Quiero algo sencillo y funcional, con una construcción de calidad pues va a ser la casa para toda mi vida (y anque no lo sea, que sea una casa para toda la vida). Me apasiona la combinación de la piedra con la madera y me apasiona el cristal y la idea de que lo que separe la intimidad del interior de mi casa con el resto del mundo sea algo trásnparente y puro, algo que no me oculte los atardeceres; quiero ver todo el polvo de la casa volar libre en las tardes de verano y quiero la luz del alba tumbada en mi sofá. ¡Ah! ¡la luz!... que es casi todo lo que quiero de las cosas bonitas...

El espacio adecuado para una gran cristalera sería el salón. Se podrían abrir las ventanas como grande puertas y abrir la casa al aire puro y a la bichería del campo, por la contra, el sistema de ventanales cerrado, proporcionaría una luz estupenda al salón y cierto espacio de galería. Un porche al otro lado, como preambulo entre el interior y el exterior, un porche volante de madera, que pase el aire bajo nuestros pies.

¿No le gustaría a usted, ver rugir un bosque con los temporales de invierno desde el calor de su cocina?. ¿No le gustaría que la música salga por las ventanas... no le gustaría a usted vivir el día en el interior de su hogar? El cristal...

El cristal es la solución para mi casa.

Una de las mejores sensaciones que puede dar una casa, sin duda es la de refugio.

Me encanta cuando llueve a cántaros y dentro de casa se está caliente y seco, los calcetines son gordos y suena música tranquila y hay tazas de té y charlas de amigos, una chaqueta de lana para el que esté destemplado, algún gato y humo de tabaco. Y turrón de chocolate de las navidades pasadas, nueces y pasas.

Me encanta cuando llueve a cántaros y estoy solo con el agua, su ruido y mi techo, con la "Sinfonía del nuevo mundo", viendo fotos antiguas o acordadome del párrafo anterior.

Siempre que veo un cristal mojado me viene a la cabeza la poesía de Ory; "Tristal Cristeza". Tris tal Cris Teza... Tris... Tal... Cris... Teza.

Pues quiero de mi casa un refugio. Una burbuja protectora, pero para nada un escondite ni una guarida ni un castillo ni un fuerte. No soy un perro, ni un lobo, ni un zorro. Ni una gallina acorralada. Ni un rey de nada. Soy mi casa y quiero ver el mundo.

De madera tiene que ser el esqueleto. No se el porque esta obsesión por la celulosa y la lignina que se remonta a los tiempos de destrozar con los dientes los lápices de colores o chupar raices de regaliz en mi caso y al de los comienzos de la arquitectura en el caso de la humanidad. Pero la cuestión es que la madera nos presenta una construción más saludable y acogedora. Flexibilidad y resistencia con el alma de la artesanía en su trabajo.

De madera pueden ser partes adjuntas a un volumen principal; así de madera será el porche, el garaje-taller y la cocina.

La cocina puede dar a la parte trasera y hacer de ella algo grande, incluso con la posibilidad de abrirla también al exterior para aquellos meses estivales. Desde los primeros días de primavera hasta un noviembre avanzado si el año es bueno. Podría tener un sistema de "pared corrediza". Ahora si... ahora no. Hay días del año en que cocinar al aire libre puede ser un lujo.

El baño tiene que ser un espacio diáfano y amplio.Una gran ventana apaisada a lo largo a una altura superior a la del pecho. Lo único que podría separar la zona de ducha podría ser un murete de pavés de color ambar. La luz interior sería fascinante. A mayores retrete y lavabo, este último de piedra a ser posible, marmol por ejemplo, como el suelo... pero sería demasiado... no sé, mejor gres. Uno de color claro, da igual, no me importa. Instalaría como base para el pavimento un material aislante y refractante, así el suelo estaría a una temperatura agradable A mi me gustan los baños limpios pero fáciles de limpiar. De esta manera, con un espacio amplio y sencillo, sin rincones, entraría armado de un cepillo y jabón, fregaría todo y despues baldearía. Para poder hacer este servicio necesitaría una pequeña manguera interior y un buen sumidero.

El agua del baño me gustaría aprovecharla para el riego de la huerta. Tedré que utilizar los jabones adecuados y ser metódico en el uso racional del agua de la casa. Bajo el suelo, enterrado en la finca, se podría hacer algun tipo de balsa de decantación para tal efecto. Tengo que estudiar el tema este.

Algo que es un sueño para mi sería la construción de un pequeño invernadero de cristal, con cierto aire victoriano y a la vez un toque modernista. Esqueleto de madera aceitada, un buen sistema de ventilación y una bancada de dos o tres escalones en cada una de las paredes... ahora lo realmente grandioso del asunto; El suelo sería cerámico. Un diseño propio para el invernadero que hasta es posible que me animara a fabricarlo, en el centro, un gran sumidero central de cobre y sobre nuestras cabezas, una vez dentro del espacio, en el cenit del invernadero, una ducha antigua, de esas grandotas de cobre para poder ducharme con mis orquideas. Tanto una fresca ducha veraniega como una buena ducha caliente en pleno invierno. Tan solo imaginarlo, cerrando los ojos, me veo dentro. Me he pasado largos minutos recreandome en esto. Maravilloso.

Cerquita estaría el huerto, pequeño y selvático. Producirá lo que se de bien y costará el mínimo esfuerzo su mantenimiento.

La zona verde sera fácil. A mi no me gustan los jardines al uso. Yo quiero espacio útiles y plantas bonitas. Caminable y pisoteable, jugable, corrible, tumbable y amable. Un jardín bajo la misma premisa que el huerto; el jardín del mínimo esfuerzo. Un banco, una mesita, una sombra preferida, un columpio espontaneo y un ricón con fresas. A lo mejor me da por tallar un falo de tres metros con la motosierra y plantarlo en medio. Un totem al aburrimiento.

Volviendo de nuevo a la casa... como vereis es facil entrar y salir de casa, pero en realidad solamente hace falta una sola puerta y el portal del garaje-taller. En toda casa debe haber un rincón, un ángulo oscuro, para olvidar un arpa o lo que sea... me acuerdo que mi madre me recitaba a Bécquer...

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve,
que sabe arrancarlas!

¡Ay, -pensé-, cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: "Levántate y anda"!


El resto de espacios funcionales al 100%. Nuestra habitación abuardillada con una ventana al naciente y un pequeño vestidor con armarios empotrados. Nada más. Los invitados al sofá. Y si viene un niño de Paris... que le paguen sus padres el hotel.


Es posible que el tejado sea vegetal. No hay mejor aislante térmico.


Tengo claro lo que quiero, pero el problema es que no se como conseguirlo. No tengo guita. Ni tengo nada. Un coche que no está a mi nombre. A mi nombre solo están los libros.

Así que seguiré soñando... con el vagón de tren, con la caravana, con el barco de Chanquete, con la vida nómada con la casita del arbol, con el tipi, con el loft de NY... hasta con la caja de pino.

Salud y dulce hogar.